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José Higueras Mora, España
José Higueras Mora, nace en la villa de Camuñas (Toledo) 3 de junio de 1943.
Muy joven se traslada a París donde sigue sus estudios y trabaja, es entonces cuando conoce al pintor francés, Jean l´ Fevre. Teniendo la suerte de acudir a su taller y a sus clases, tomando lecciones constantes de este maestro.
Cuando vuelve a España después de algunos años, se queda en la ciudad de Zaragoza donde aprovecha su estancia para asistir a las clases de dibujo con el profesor y maestro de pintura D. Francisco Cestero.
En uno de los viajes a Madrid tiene el gran honor de conocer al gran maestro del siglo XX, D. Manuel López Villaseñor, le invita a su casa y le pide que lleve algo de obra para poder verla, le gusta el trabajo de José y le ayuda apoyándole.
Entre sus amigos personales puede contar además de los ya anteriormente citados con otros artistas como eran los escultores: “Perico” Pedro Fernández, Mario Seixas Santos Villacian, J. A. Barrios, Eleonor Fabre y un largo etc.
Pintores como: D. Mariano Guerrero Malagón, Mariano Yunta, Alphonse Crepin, Mohimont, Antonio López, Beato, Fernando Palacios, Evaristo Guerra, Fernando Sordo, y un innumerable de amigos: pintores escultores, escritores, poetas y médicos, nacionales e internacionales que siempre cuentan con él para tertulias y buenos ratos.
José Higueras Mora, es llamado el “pintor de la luz”. Y, es que sus obras están llenas de luz, de claridad, de transparencia, al igual que su persona.
Siguen sus correrías por toda Europa y Japón, presentándose a certámenes y logrando grandes premios.
ALGUNOS DE LOS PREMIOS CONCEDIDOS
1991: Luxemburgo, Gran Premio Internacional del Gran Ducado –
Medalla de Bronce
1991: Zaragoza 2º Premio
1994: 24 Salón Internacional de Artistas Belgas – Gran Premio Internacional A. E. A. Con Medalla de Vermeil en Homenaje a su valor artístico
1994:Gran Premio Internacional A.I.A.C. Bélgica Medalla de Oro
1994: Gran Premio del Salón Internacional por los Servicios Rendidos a la Causa de Ciencias, Letras y de las Artes. París (Francia)
1995:Gran Premio Internacional A. I. A. C. Bélgica
1995 Doctor Honoris Causa con Medalla de Platino a las Artes
1995:2º Salón de Prestigio A. E. A. Gembloux
Trofeo de Oro de Honor a su valor Artístico
1997:Premio Internacional de Prensa de las Artes Nacional, Kobe (Japón)
1998:Medalla de Oro de la ciudad de Kioto (Japón)
Entregada por el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad.
Miembro de Fundación Taylor París
UN ARTISTA, UN BUEN HOMBRE Y UNA BUENA ESPOSA
Cuando en casa de mi hijo contemplé, por primera vez, los bodegones que firma José Higueras, yo supe que estaba delante de la obra de un artista. El colorido, la luz con sus distintos matices, la proporcionalidad, la perspectiva, la ambientación y el detallismo, me hicieron tener la vivida sensación de estar refiriéndome a un autor de ingenio agudo y de fecunda creatividad, que sabe trasladar desde la realidad al lienzo, de manera eficaz y vigorosa, la muestra que la naturaleza le ofrece. Recuerdo ahora el pensamiento de Ortega “ Yo soy yo y mi circunstancia”, sabiendo que ésta e herencia, ambiente, ideas y creencias. En estas línea están: reverberación que inunda la inmensa llanura manchega; el grandioso océano de nubes que cubre los vastos pagos de vides y hortalizas; el ruido de las norias extrayendo el agua de su historia; el canto de la perdiz roja en sus amaneceres junto a los Molinos; el balar continuo de sus rebaños merinos; las espadañas de sus iglesias con las campanas que hace poco tocaban a rebato entre las Órdenes Militares para expulsar al invasor; el ir y venir por sus caminos de traficantes y galeotes, pensando unos en ganarse la vida, mientras los otros maldecían su nombre por haberla perdido; son las rutas del honor, de la entrega, de la fantasía, de la generosidad, de la utopía, de la locura, que encarnan a D. Quijote; y del pisar sobre el suelo, del hambre, de la sed, de la realidad y de las socarronas sentencias de Sancho. Éste es parte del bagaje subliminal que de una u otra forma está presente en toda su obra, dejando su sello en las pinceladas largas en su cerámica, que recuerdan a Sorolla, o en los nubarrones de sus óleos y acuarelas que tantas veces hemos contemplado en El Greco. No me extraña, por lo tanto, que José Higueras haya triunfado en Japón, Francia y Bélgica. Siguiendo a Unamuno, que hablaba de “españolizar a Europa”, yo creo con toda razón que nuestro artista ha manchegueado al mundo.
Y no otra cosa puede hacer este manchego, cuya tierra ha producido los personajes más famosos de la Historia. Hombre sencillo, buen conversador, que mira a los ojos y profundiza, que abre su corazón y su museo-casa a quien, con poco, llama a su puerta. Me consta que se desvive por sus amigos. Su bonhomía la capta uno al muy poco tiempo de conversar con él, porque es transparente. Igual de bueno que el caldo que ofrece y que cría en su barril. Rememoro también con esta imagen cuando en el siglo XIII, el campechano Gonzalo de Berceo se dirigía a sus vecinos y les recitaba los Milagros de Nuestra Señora a cambio de “un vaso de bon vino”.
Pero detrás de un gran hombre, siempre, hay una gran mujer. Y en este caso concreto Higorca Gómez es compañera de musas y duendes, de inspiraciones y desánimos, de intuiciones y esfuerzos, de fantasías y de duras realidades, allanando los caminos a recorrer, mirando siempre al frente, favoreciendo en todo momento el estado de ánimo que necesita la actividad creadora. Por toda esa intrahistoría que vive la pareja de artífices estéticos del color y de la luz, me quedo con el punto 26-1 del Eclesiástico que dice: “Dichoso el marido de una mujer buena; el número de sus días será doblado”.
José Zarco Cañadillas, doctor en Filosofía y Letras (Geografía e Historía)
El pintor Don Manuel López Villaseñor, amigo de la pareja y profesor de José Higueras en una visita que el maestro les hizo a su casa de Camuñas para las fiestas del Corpus Christi.
EXPOSICIONES INDIVIDUALES
Año 1968: París (Francia)
Año 1971: París (Francia)
Año 1991: Zaragoza (España)
Año 1991: Madrid (España)
Año 1992: Camuñas (Toledo-España)
Año 1995: Cebazat (Francia)
Año 1995: Clemont Ferrand (Francia)
Año 1996: Socuéllamos (C. Real-España)
Año 1996: Madrid (España)
Año 1999: Tomelloso (C.Real-España)
Año 2000: Herencia (C. Real-España)
Año 2000: Madrid (España)
Año 2001: Madrid (España)
Año 2003: Orleans (Francia)
Año 2004: Lagos (Portugal)
Año 2005: Pamplona (España)
Año 2011: Daimiel (C. Real)
EXPOSICIONES COLECTIVAS
Año 1971: París (Francia)
Año 1980: París (Francia)
Año 1991: V. Gallego (Zaragoza-España)
Año 1991:Zaragoza (España)
Año 1992: Madrid (España)
Año 1993: Camuñas (Toledo-España)
Año 1994: Cyney (Bélgica)
Año 1994: Engient (Bélgica)
Año 1994: Aranjuez (Madrid-España)
Año 1994: París (Francia)
Año 1995: Engient (Bélgica)
Año 1995: París (Francia)
Año 1995: París (Francia)
Año 1996: París (Francia)
Año 1997: Kobe (Japón)
Año 1997: China
Año 1998: Tokio (Japón)
Año 1998: París (Francia)
Año 1998: Francfurt (Alemania)
Año 1998: Kioto (Japón)
Año 2003: Orleans (Francia)
Año 2011: Málaga, Exposición homenaje a Picasso
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A La Luz Por Los Sentimientos
Caballero andante, galgo corredor, con un pincel por lanza y una paleta por escudo; como único equipaje, en su corazón guardados, sus escasos y sobrios colores, dejó un día su Mancha, buscando, junto al amor materno, la rica policromía de la verde Francia y a colmo de su exigencia, es en Paris donde su alma bohemia, encuentra conforme aposento. En su largo cabalgar comparte camino y escuela con gentes de gran ingenio y renombre, como Jean l`Feuvre, López Villaseñor y Guerrero Malagón, bebiendo de sus fuentes, la técnica y el gusto que viene bien a su espíritu y que su persona como bueno acepta.
Haciendo honor al tópico “ Nadie es profeta en su tierra”, recoge premios y honores en Francia, Japón y Bélgica, alcanzando el nombramiento de Doctor Honoris Causa con Medalla de Platino en el Gran Premio Internacional A.I.A.C. Enghien (Bélgica) en 1995. Es ahora, en el otoño de la vida, cuando tu Mancha querida ha de reconocer tu mérito y premiar de forma generosa el culto que tú, en tu obra, le has rendido.
José Higueras, es tan mágica tu técnica y tan grande la expresión en tu pintura, que consigues el fenómeno incomprensible de, tomando como base la limitación y austeridad de los colores que ofrecen los paisajes manchegos, obtener una pintura plena de luminosidad y policromía. Claro, para los que te conocemos y disfrutamos de tu amistad, incluso sin ser eruditos en pintura, nos resulta fácil de comprender ese fenómeno milagroso. El secreto radica en el resultado que se obtiene al aplicar a esos escasos y austeros colores, la riqueza de tus sentimientos grandes y sinceros que impregnan todo aquello que tocas y amas, convirtiendo con tu amistad y cariño, la oscuridad en luz, el dolor en conformidad, la melancolía en alegría.
Resulta tan difícil separar al hombre, al hablar del pintor, como separar al pintor refiriéndose al hombre, pues lo uno condiciona lo otro como esencia inseparable. Imitando la leyenda toledana lo resumo como “A buen pintor, mejor persona”.
Antonio Lozano Burgos
Conocí a José Higueras cuando él estaba pasando momentos muy duros, lejos de su casa y su taller y con sus facultades mermadas. A pesar de eso, cautivaba por su optimismo y su pasión por la vida y el arte.
Como apenas podía sostener el pincel, tuvo que dejar el óleo, la técnica con la que siempre había ejercido su maestría, y reorientar su impulso creador hacia modos más suaves, pero igualmente capaces de generar belleza.
Creó así una colección de acuarelas que, por su luz y la armonía de sus colores, son un canto a la esperanza y la alegría de vivir.
Hoy, José, ha superado todas sus dificultades y ha vuelto a jugar sobre el lienzo con el aceite y la tierra para saciar el apetito estético de que, no siendo artistas, amamos el arte.
Querido amigo, que sigas así durante muchos años.
Firmado: Jaime Fernández Rico Catedrático de Química y Física Universidad Autónoma de Madrid.
A veces me sorprende como coinciden García Márquez y José Higueras en las peripecias vitales que han determinado sus obras respectivas. Ambos tienen una infancia marcada por los abuelos. Uno le contaba historias fabulosas al futuro novelista y el otro le mostraba el campo y los paisajes al incipiente pintor. Porque ya en la escuela, siendo José niño, cuando la profesora explicaba matemáticas en la pizarra, en vez de atender a los números él dibujaba sobre el papel a la maestra.
Pepe recuerda como de la mano del abuelo agricultor recorría los inmensos campos de la Mancha, amasados con tanto trabajo y regados con todo el sudor. Él le enseño a contemplarlos como la más rica, variada e inmensa paleta de pintor donde el cambio de las estaciones dibujaba los verdes intensos de la primavera, las cosechas doradas del verano, los encendidos ocres del otoño y las nieves sacramentales de enero.
También como García Márquez cambio de residencia temprano. José, con pocos años, emigro al Pirineo catalán pero, ya herido y deslumbrado por la luz de la Mancha, regresaba en los veranos con los abuelos para volver a la llanura, en cuya limpia inmensidad las alondras cantan suspendidas en el aire y ningún accidente geográfico impide contemplar la grandeza de los amaneceres y ponientes.
Incluso como el premio Nobel conoció en su juventud el hambre y la bohemia de París cuando éste era el destino obligado de artistas y poetas. En el Sacre Coeur plantó su caballete junto al los devotos que llegaban a la meca del arte buscando la inspiración, el mercado y la gloria. Porque entonces todos los sueños conducían a París.
Finalmente, la última coincidencia entre el escritor y Pepe Higueras es que los dos comenzaron su obra maestra cuando después de años recorriendo mundo regresaron al pueblo y cruzaron el umbral de la casa familiar. Ambos lo hacían en circunstancias adversas: el colombiano llegaba con su madre a vender la casa ylos cimientos se le removieron en el corazón. A José, que volvía de Francia para enterrar a su madre, se le echó el pasado encima y ya no encontró el camino de vuelta. Quizá ambos habían buscado a ciegas por otros derroteros aquello que solo allí, escondido en lo más remoto de sus infancias les estaba esperando: el germen de la autenticidad, de la creatividad y del éxito.
-¿Qué es para ti la Mancha? – Le pregunté un día a José admirando sus cuadros.
- Es como la madre- respondió instintivamente.
Exacto. La madre tierra, Gea. La madre nutricia que alimenta a los mortales con la sabia de la vida. La que nos da la harina y el pan. El aceite y el vino. La leña y los frutos del campo. Por eso José pinta siempre bodegones y paisajes y madruga como un campesino más para aprovechar la purísima luz del día. El mismo es una cosecha más de la tierra y la pintura la lleva en los genes. No en vano su tío fue su primer maestro al que siguieron otros que le enseñaron dos cosas. Una técnica: el uso del dibujo y los colores y otra personal: aprender de modas y vanguardias pero no dejarse arrastrar falsamente por ninguna y permanecer siempre fiel a sí mismo.
Así lo hizo. Pero antes, estuvo más cerca o más lejos, se ganó el pan de mil maneras y dio muchos rodeos hasta que un día descubrió, como García Márquez, que en el origen estaba la inspiración y el milagro. Y regreso para quedarse por que la purisima luz de la Mancha, única en el mundo, aún lo estaba esperando para empujar su carrera hasta el reconocimiento internacional. Se demostraba así, una vez más, que Tolstoy tenía razón cuando le dijo a un joven escritor que le pedía consejo: “Si quiere ser universal, describa su propia aldea”.
Mª José Hernández, Periodista T V E
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