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Manuel Mejía, Colombia
Manuel Mejía
Relatos y demencias
Trece cuentos tristes y un relato con moraleja
Texto de la contraportada:
Manuel Mejía nace en Bogotá.
Es abogado uniandino, profesor de derecho y amante de la ciencia política.
Desde el 2000 vive en Madrid.
Comienza a escribir en 2003.
Publica su primera novela en 2004 (“Y no volvió”, con la editorial Alfaguara).
Su segunda novela logra ser finalista del Premio Herralde y se publica en 2008 (“Serpentinas tricolores”, con la editorial La otra orilla).
Es colaborador habitual de diferentes medios.
Breve Fragmento de Relatos y demencias…
Las mentiras de la gente
“… Llevan hablando cinco minutos. El doctor, Andrade, abogado y escritor, embajador en varias oportunidades, ex ministro de Estado, un tipo importante, todo un señor, ha visto una mesa circular ocupada por sólo una persona. Está en la Plaza Mayor de Madrid y todas las mesas están llenas. Gentilmente ha solicitado autorización para ocupar un puesto dentro de la mesa abordada por un tipo mal vestido que también deber ser colombiano. Desde que se sienta aparecen las distancias. El uno tutea, y el otro trata de usted. El que trata de usted se dirige al otro como doctor. Las distancias sociales se crean solas. Lo típico en estos casos.
* * * * *
– Lo primero fue sacar la visa americana, y usted doctor debe saber cómo es eso. Hay que hacer cola desde la noche anterior, y la cola da vueltas en espiral alrededor de la embajada, y sólo los cincuenta primeros son atendidos.
El doctor Andrade recordó las colas de su país, colas para todo, en los bancos para pagar el servicio de luz eléctrica y colas en las jefaturas de policía para denunciar un secuestro, colas eternas, colas que él había evitado siempre gracias a sus mensajeros y ayudantes. Siempre han hecho la cola por él. Sin embargo, la gente se encuentra con cincuenta mil mujeres preñadas vendiendo por dos céntimos, cafés con leche, empanadas de pollo y cigarrillos prendidos, para corroborar en presencia viva aquel dato que siempre se niega, según el cual siete de cada diez habitantes de su país se dedica, cuando puede, si es que puede, a venderle a los otros tres, cafés con leche, empanadas de pollo y cigarrillos prendidos. Recordó las colas de la embajada americana, las colas que él ve en el noticiero de las ocho de la noche en televisión, con gran cantidad de gente, esperando para pedir una visa y trabajar quién sabe en qué tipo de actividades ilícitas, ilegales e inmorales, que con seguridad no va a dignificar el buen nombre de la patria. Colas en donde unos a otros se miran, recelosos, tan indios como el que tiene en frente y que le está contando de su vida, a la espera de que comience la fiesta patria en la Plaza Mayor de Madrid, y sabe qué papel juega cada uno en la fila diplomática: el de la derecha, el que empuja a la señora como si le estuviera sacando la billetera, ese va de contrabandista, y este que está atrás seguro que va a ajustar cuentas, y el bajito de allá, al que se le ve el ombligo, está seguro que ese sí va a camellar, honradamente, sin caer en cuenta que camellar, allá es trabajar, trabajar en cosas normales y honradas, cuando en otras tierras camellar es transportar y vender froga. La ignorancia es permisiva, ha pensado siempre el doctor Andrade.
– Pues lo de la visa fue complicado, doctor. Pero, a pesar de todo, después de muchos trabajos e infinidad de fotocopias, con citas especiales, algo de dinero, cuatro negativas previas, otro poco de palancas, enchufes se llaman acá en España, conseguí con conocidos de aquí y de allá un visado para entrar, por diez días, en viaje de estricto turismo, a los Estados Unidos. los pobres también podemos conocer al Pato Donald, doctor. dígame que no…”
Sobre esta Obra:
El ingenio de Manuel Mejía es indiscutible. El lector se ve pronto sumergido en un hilo de fina ironía que recorre el texto en un lenguaje ameno que lo atrapa en totalidad.
Arte Fénix recomienda la lectura de esta obra y, en estos treinta días en que será la única protagonista de este espacio, iré añadiendo los comentarios, reseñas y menciones que surjan tras su lectura.
Os auguro un viaje agradable y variado por una serie de situaciones que, a modo de cuentos, desnudan la realidad y despiertan la necesidad de leer y conocer más a este autor.
Esperamos vuestra colaboración.
Mara Romero Torres
info@artefenix.net