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Antonio Gómez Hueso, España
Antonio Gómez Hueso, escritor español nacido en Torredonjimeno, donde vive en la actualidad. Ha publicado seis poemarios: «El vacío al desnudo» (Editorial El Paisaje), «Cien pájaros cortejando al Fénix» (Edición del Patronato de Cultura de Torredonjimeno), «Piedra y agua en el coito de los siglos» (Editorial Alcance, Andújar), «Jazz que disipa las nubes» (Edición del Centro de Estudios Históricos de Andalucía), «El más bello jardín» (Editorial El Taller del Poeta) y “Flujo de mar en los sueños” (Editorial El Taller del Poeta). También es autor de la obra dramática: «Antonio», estrenada por la Agrupación Lírico-Dramática «Barahona de Soto» de Lucena y que es una introspección mágico-histórica sobre la vida y la obra de Antonio Machado. Igualmente se ha editado su relato «Negrocarbón y las Siete Gigantas», Primer Premio del I Certamen de Relato Infantil Ecológico de la Junta de Extremadura (Editora Regional de Extremadura).
Parte de su obra puede leerse también en numerosas antologías poéticas nacionales e internacionales. Ejerce como miembro de diversas asociaciones literarias. Ha desarrollado también una extensa actividad periodística como articulista de opinión y crítico cultural.
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Poemas
poema loco de un demente ido
Casi no vivo entre los vivos:
pervivo, malvivo, sobrevivo…
De lo mundano me desocupo y despreocupo,
transito tambaleante, como antes,
camino por caminos de caminantes,
y por los surcos surco mares y aires,
sin saber si entro o salgo,
si es pronto o tarde.
Pero a veces suele suceder
que otro espera en mi sala de espera,
me quita la máscara, me libera.
Entonces me pierdo,
le doy la mano,
apago el mundo
y me duermo algo más cuerdo.
(De “Flujo de mar en los sueños”)
* * ** * *
imago mortis
¿Cómo será el mundo
cuando se haya
olvidado la música de Mozart,
las películas de Fellini,
la fantasía pétrea de Miguel Ángel,
o las revelaciones de Zaratustra
—tan sólo por citar a unos pocos—,
cuando sólo quede polvo
donde otrora estuvo la catedral de Santiago,
cuando nunca más florezcan rosas,
o vuelen las cenizas de la última biblioteca?
¿Cómo serán los amaneceres,
qué desconocidos árboles nos acogerán,
qué montañas, qué ríos, qué seres?
¿Cómo se iniciará otra nueva historia universal,
qué guerras nos asolarán,
cuántas razas, lenguas y naciones,
desastres, credos y civilizaciones?
¿Cómo empezaremos a revivir,
qué descubrimientos nos maravillarán,
cuántos sorprendentes inventos?
Morirse para comprobar que uno no acaba,
pero sí las cosas del tiempo.
morirse para saber todo lo ignorado,
para conocerse perfecto.
Morirse para descubrir
que uno no se ido,
sino que ha vuelto.
(De “Flujo de mar en los sueños”)
* * ** * *
retrato de giovanna tornabuoni
Su serena belleza no puede parangonarse con nada,
pero ella no quiere saberlo desde su gallardía de silencio.
Divino perfil de ternura contenida
con la noble palidez de la luz corpórea.
Una mirada que contempla el devenir de los siglos
y nada más puede valer tanta hermosura
que un reposo incoercible ante su presencia.
Bella linajuda florentina,
tú y yo, por más que imposible,
somos,
en la magia de este instante.
(De “Jazz que disipa las nubes”)
* * ** * *
elegía a miguel hernández
(En Alicante, ni su pueblo ni el mío,
se murió aquel rayo, Miguel Hernández,
quien tanto quería)
Yo quiero ser llorando el prisionero
de la celda que ennobleces y habitas,
compañero del tiempo, tan sincero.
Alimentando ilusiones y cuitas,
deshojando poemas y esperanzas,
vas consumiendo las horas marchitas
mientras fluyen, locas, las añoranzas.
Tanta injusticia se agolpa a tu lado
que todo lo veo con desconfianza.
Un abrazo tierno, un beso honrado,
un llanto amargo es mi único consuelo,
un furioso vendaval te ha llevado.
No hay dolor más grande que el de mi duelo,
sufro mi amargura y tu cruel ausencia
y siento más tu tumba que mi suelo.
Camino protegido por tu influencia,
teniéndote presente, sin tenerte,
llevo en mi corazón esta dolencia.
Temprano te llegó la mala muerte,
temprano se cerró la madrugada,
temprano se fue el daño sin vencerte.
No perdono a la guerra despiadada,
no perdono a tus viles delatores,
no perdono al destino ni a la nada.
En mi mente oigo llantos de pastores,
un río de lágrimas de poetas,
hombres y mujeres, tus bienhechores.
Quiero entrar en la tierra por las grietas,
quiero buscar tus restos y encontrarte,
hasta ver tu semblante entre siluetas.
Quiero escarbarlo todo hasta abrazarte
y besar tu renacida figura,
protegerte, mirarte y despertarte.
Volverás al monte y a la llanura;
por las orillas frescas del torrente,
llevarás en tu cuerpo la hermosura
de las inquietas aguas de la fuente.
Volverás a los campos de tu tierra,
con tu mujer, tus hijos y tu gente.
Guiarás a tu rebaño por la sierra,
contigo mi alma reluce y asciende,
la feroz pesadilla escapa y yerra.
Tu voz amable todo lo comprende,
alivio de las ovejas miedosas,
que a las cabras reconduce y atiende.
Frente al arroyo de orillas brumosas.
con la sombra del chopo de testigo,
hablaremos de todas nuestras cosas,
amigo de desventuras, amigo.
(De “Flujo de mar en los sueños”)
* * ** * *
mail del Diablo a los hombres de mala voluntad
De: diablo@infierno.inf
Para: políticos@planeta.sos
Asunto: Alerta total
Adjuntar un archivo: Preceptos satánicos.doc
Estimados mercenarios de Maldad:
Se hace prioritario, perentorio y primordial,
y con cierta urgencia en este caso,
redoblar nuestros esfuerzos
para evitar que los dormidos despierten
y que los que ojos muy abiertos tienen,
no reposen con tanta ociosidad.
El mundo no está mudo,
redoblan tambores nuevos
que avisan de algo fatal:
que se acaban las gangas,
las guerras hay que renovarlas,
las crisis prolongarlas,
las epidemias extenderlas,
para que persistamos en desigualdad.
Todo esto nos evitará
problemas puntuales,
desagradables sorpresas
y lo dejará todo como debe de estar:
en su estado artificial.
Por lo tanto,
os ruego que en los próximos comicios
elijáis a los más ineptos,
a los más mentirosos,
a los más sanguinarios,
a los más corruptos,
a los más tramposos.
Eso sí:
revestirlos de bellas palabras,
altruismo en cantidad,
meritorias ideas,
simpatía, buena presencia y gravedad,
como es nuestra tónica habitual.
Nos jugamos mucho en este envite,
es nuestro pan,
ya sabéis que el enemigo siempre acecha
con su odiosa bondad.
Es lo que quería decir.
Un saludo para todos
de vuestro humilde servidor,
Satán.
(De “Flujo de mar en los sueños”)
* * ** * *
elogio de mi camello
Mi camello, relámpago de oro y seda,
el más bello presente que Alá me hiciera,
no pregunta, pues nada sabe,
no protesta, pues nada espera;
sólo tiene corazón de viejo amigo alado,
confidente único de penas y quimeras.
Mi camello, latido de voluntad,
avanza con su alma liviana,
destrozando espejismos satánicos,
pisando a los espíritus malvados
que huyen por angostas grietas,
alertando a los escorpiones dorados,
esperanza de esta confusa tierra.
Si te monta el pirata infiel,
revuélvete y lánzalo contra las mimosas;
si te hiere el mercader traidor,
piérdelo detrás del horizonte;
si te maltrata el arpío guerrero,
balancéalo en batalla hasta que lo mueran.
Material del viento,
tiene vuelo, y no es ave,
compasión, y no es hombre,
y una cierta felicidad
al llegar la tarde.
Mi camello, pozo de paz y sal,
sufriremos extraviados por los remolinos,
descansaremos juntos en medio del oasis,
moriremos encontrados en cualquier camino.
Yo quiero su compañía también
en el jardín eterno de Alá.
(De “El más bello jardín”)
* * ** * *
johannes vermeer (1632-1675)
Quisiera haber vivido aquella tarde de Vermeer,
al desamparo de nubes grises en Delft,
sintiendo la placidez del legendario día,
del tenue sol vespertino,
más allá de las torres.
Y me hubiera gustado corresponder a tu mirada,
a tu pálido encanto, «joven de la perla»,
y reptar por esos sensuales labios entreabiertos,
sobre tu figura cándida y acogedora.
Y embriagarme con esa luz drástica,
que anima y abraza a los ancestros,
que trasciende y ensalza la urbe desolada,
sobre las espectrales sombras del canal.
Quisiera haber vivido aquella tarde de Vermeer,
ser la figura que falta entre tanta soledad.
(De “Jazz que disipa las nubes”)
* * ** * *
oda a Lope
Se anegó de sudores la memoria, Lope;
tus razzias verdes vagan desorientadas
entre tantas cábalas, entre tantas fabulaciones;
tu lucidez fanática guía o incomoda;
tu epopeya es acotada por los historiadores.
Pero yo sé, Lope, que nada fue como cuentan,
yo llamé muchas veces a tu puerta
mientras la libertad te arrastraba a la quimera.
Desgarraste sendas por la jungla traidora,
uniendo caprichosos meandros y rugientes cascadas;
hundiste moles pétreas, rocas filosas,
bebiste de los morichales,
venciste a los ocelotes
y te embriagó la sombra de los tepuyes,
donde fueron depositados los secretos más ignotos
y donde la condición humana empieza a eclipsar.
Observé muchas veces tu santo delirio,
tu desesperación por encontrarme,
sin saber que yo siempre estaba a tu lado,
que yo era tu ángel infame.
Tropel de angustias,
fiebres, odios y venganzas,
arcabucazos venales,
liquidación total de la miseria humana.
Sólo doña Inés mantiene viva la llama.
Y la parca se sumó desde el principio a esta hazaña,
diezmando marañones, estrangulándote piano,
desde el agobio de Omagua
hasta el laberinto glauco venezolano.
Rebelde integral,
precursor libertario,
debelador monárquico,
un poco depredador truhán
y muy sanguinario,
llevaste tu vida al punto señalado.
Te cegó un resplandor inusitado,
de aquel incrustado y crudo paraíso,
despreciaste manjar, fruta y vino
por una quimera ocre
en pos de un fantasmagórico destino.
Pero yo te rememoro, Lope de Aguirre,
porque tu certeza fue cierta,
tu ansia de ruptura, premonitoria,
y una voluntad soberbia, omnímoda,
subvirtiendo obediencias y lealtades;
tu ejemplo, necesario para aquel oscurantismo,
testigo de luz entre tempestades,
Sólo yo te entiendo, Lope, amigo.
(De “Piedra y agua en el coito de los siglos”)
* * ** * *
fugacidades
Mi currículum nada dice de mí;
ni siquiera lo intenta.
—
De nada sirve restaurar ruinas; de nada sirve evocar emociones; de nada sirve pensar en pasado. Sólo es rentable beber el instante.
—
Zozobramos arruinados por la tiranía del yo, mientras la belleza se desparrama inútilmente.
—
El vaivén de las olas recoge nuestras preguntas sobre la existencia y nos las devuelve sin contestar,
vacías en esencia.
—
Siempre hay un reguero de silencio serpenteando entre la cháchara. Es la verdad que se nos escapa.
—
Descubre la soledad,
porque todo lo demás está.
—
La vida nunca concede una segunda oportunidad.
Será porque no es necesaria.
—
Si el mar recordara,
nada existiría.
Y nosotros,
con nuestras añoranzas,
pasamos de largo
frente a la eternidad de las aguas.
—
No pasa nada porque no se sea.
La existencia es nuestro defecto nato.
—
La sabiduría no está en plasmar la huella,
sino en borrarla.
—
La Historia es la mentira más monumental
que el hombre ha contado.
—
La música más sublime no es sino
una burda intromisión en la intimidad del silencio.
—
Oír lo que no se dice,
ver lo que no se muestra,
entender lo que no se explica:
el secreto de la sabiduría
—
Uno nace donde puede
y abre una hendidura en la noche eterna.
Uno crece como puede
y juega con esa cosa llamada vida.
Uno muere cuando puede
y cierra la hendidura de la noche eterna.
—
Aprender a ser,
desde la percepción de que nada somos, es la única tarea por hacer.
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Portadas de sus libros
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Enlace a su web
www.gomezhueso.com
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Gracias, Antonio, por traernos tus poemas y hacernos partícipes de tu tesoro. Aquí tu pensamiento nunca será fugaz.
¡Bienvenido a Arte Fénix!
Mara Romero Torres