Zimma
Autor: Ismael Diadié Haïdara
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📖 Un legado
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Podía haber elegido cualquiera de los libros que he leído de Ismael Diadié Haidara: «De la sobriedad»; «Tombuctú: Andalusíes en la ciudad perdida del Sáhara»; «Diario de un bibliotecario de Tombuctú»; «De Toledo a Tombuctú»… Tengo pendiente su «Tebrae», libro al que le deseo el mayor de los éxitos por su valioso aporte a la literatura. Pero de todos he elegido Zimma y he tenido, aparte de por el contenido como es obvio, dos muy poderosas razones para hacerlo.
Y es que sí. Ismael es sabio. Se ha curtido en los vericuetos trascendentales de la mente. Ha aprendido a separar la paja del grano y ha convertido su vida en un peregrinar de luz, vistiendo de calidez los destellos de paz que emanan de su mirada, hecho evidente y constatable cuando miras sus ojos. No hace falta recordar aquí que los ojos son el espejo del alma.
En Zimma nos ofrece en un cuento un corpus corazón con la sabiduría de los ancestros que, si se mira con detenimiento dándole el tiempo, la atención y el interés necesarios, puede ser materia para una investigación, para un estudio profundo de filosofía, para establecer unos mandamientos del alma que es, a fin de cuentas, la que nos reclama atención y cuidado. Y esto, para mí, es el rasgo relevante, el rasgo distintivo que genera su importancia.
En tiempos donde la sabiduría parece estar en saber convertir hasta el alma en un producto del mercado y la escala de valores se mide en ganancias materiales, que venga Ismael Diadié Haidara y ponga ante nuestros ojos el respeto y la memoria de unos antepasados que no cesaron de repetir generación tras generación las claves del crecimiento interior, es algo que lo califica y lo define como lo que es: un alma grande que, consecuente con su naturaleza, jamás admitirá que lo es ni lo veremos en esa carrera frenética por demostrar ser lo que es evidente que es y no necesita ser demostrado.
Una de las razones por las que he elegido Zimma está aquí: en la cultura de respeto, admiración y cuidado a los mayores, a sus enseñanzas, a sus consejos sabios; una cultura donde los mayores cuentan y se tienen en cuenta. Gran lección.
Con un lenguaje admirablemente sencillo y cercano, ha recopilado en un cuento consejos y enseñanzas necesarias e imprescindibles para el avance y el crecimiento interior del ser humano. Y aquí está la otra razón por la que he elegido este libro: se lo dedica a sus hijos, a sus sobrinos y a sus nietos, es decir, a las generaciones futuras que son las que hacen los presentes, consciente plenamente de que éste es el mejor legado.
Recoge la sabiduría de los mayores y se la pasa a las generaciones jóvenes, ¿cabe mayor regalo?
Zimma es uno de esos libros que coloco cerca en la librería cuando lo he leído porque sé que voy a necesitar volver a él en más ocasiones.
No voy a decir a nadie qué libros leer. Cada quien lo sabe. Pero sí voy a aplaudir a quien tenga la humildad de reconocer que necesita y quiere aprender. Sólo quien reconoce lo poco que sabe, si es que sabe algo, está preparado para aprender. Esa persona aprenderá y Zimma será su libro. Tendrá en sus manos un gran legado.
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Muchísimas gracias, Ismael, por darnos tanto.
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Mara Romero Torres