estás en Treinta días contigo
Abdelmajid Benjelloun, Marruecos
El (Dios) que ha hecho a la mujer, puede también hacer el paraíso
Aforismos y aforismos poéticos
«La piedra próspera en el infinito: no tiene necesidad de moverse.
El cielo es propietario del rostro de los arroyos.
Amo la palabra porque es autoritaria con el mundo.
Las palabras sólo mueren cuando son usadas por los hombres.
La verdad es ligera: se repliega bajo el peso de las palabras.
La eternidad se introduce sin cesar en el mundo a través de las fisuras: los silencios.
Amar a las mujeres no impide polemizar con su cuerpo.
La primavera ha resuelto el problema de la muerte.
Mi muerte es un asunto entre el silencio y yo.
Si Dios me admitiera en el Paraíso, le pediría una casa atravesada por un arroyo.
Sin duda hay más infinito en la sombra que en los espacios celestes.
Por definición, el filósofo es el hombre que se va a agitar el mar cuando no tiene nada que hacer.
¿Cuántas manos han tocado el cielo sin reconocerlo?
La palabra es sociable pero el sentido es hogareño.
No esperes encontrar lo invisible en los barrios elegantes de la inteligencia.»
José Corredor-Matheos, en las palabras que dedica en el prólogo a este libro y refiriéndose a la poesía de Abdelmajid Benjelloun, nos dice:
«… Aprecio en ella creatividad, un misterio tan turbador como revelador, una original capacidad de sorprendernos, gran dominio del lenguaje -a través de traducciones ¡ay! pero con la convicción de que son capaces de salvar las esencias de la poesía- y, lo que importa más, el hecho de que se trate de verdadera poesía, espiritualidad, profundo sentido de trascendencia.
El poeta alcanza su objetivo en la búsqueda misma, puesto que el objetivo no existe, y el motor y verdadero destino, por llamarlo así, dado las bienvenidas insuficiencias del lenguaje, está fuera de lo conocido y de lo incognoscible. Por esto nos habla de un mundo que es tan visible como invisible o, por mejor decir, creado por la mente, para estímulo de nuestra sed de absoluto.
La palabra halla «lazos misteriosos con el cielo» y»cada palabra es expresión de nuestro asombro ante la vderdad». Y sabe remitirnos a lo más inmediato descubriéndolo como algo tan lejano como íntimo. el gran poeta que es Abdelmajid Benjellounl, sin abandonar nuestro mundo cotidiano, devuelve a la poesía su primero y último sentido.»
«Un hombre se ha vuelto loco porque no pudo habituarse al mar de su respiración.
[…]
Nuestra mano desborda de absoluto, precisamente porque está vacía.
Cada noche, debo salir a pasear la bestia furiosa de mis ganas de morir.
[…]
La poesía es también el lenguaje preciso del extravío.
Cuando escucho la música que me fascina, muevo la cabeza como si le contara a mis ángeles todas las penas de mi vida.
[…]
Hay cortesías que sobrevienen, por defecto de nobleza.
Ella me trae un vaso de sed. Y lo bebe conmigo.
[…]
Los pasos, chispas del viaje.
[…]
La piedra tiene la cabeza en la inmobilidad y los pies en el silencio.
[…]
La eternidad sólo se inclina por el lado del amor.
[…]
Estoy en el mundo y estoy en mí al mismo tiempo. ¿Hay geometría más hermosa?
[…]
Morir, llevar a los demás un pequeño sueño de ventaja.
[…]
Seguro que moriré mal despierto como siempre.»
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